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miércoles, 9 de abril de 2008

Conseguiré alcohol cuando se me antoje, aunque no tenga 21 años

Si alguien se ha esperado 24 meses para cumplir dieciocho años en busca de humedecer legalmente su garganta con alcohol, parece que deberá seguir en la sala de espera, porque aunque se tengan la mayoría de edad en México, no se podrá consumir ningún líquido con cinco o más grados de alcohol hasta los 21 años de edad.
Hace un par de días (25 de marzo) el diputado Fernando Espino Arévalo, del Partido Nueva Alianza (PANAL), propuso en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal iniciar una reformar a la Ley de Establecimientos Mercantiles del Distrito Federal:
"Se debe prohibir la venta de bebidas alcohólicas a nuestros jóvenes en los establecimientos mercantiles, pasando de 18 a 21 años de edad, intentando dar una oportunidad a nuestros jóvenes para que puedan decidir y asumir con mayor madurez emocional y física sobre sus gustos y el rumbo que habrá de seguir su vida, teniendo mayor conocimiento de las posibles consecuencias"
El Instituto Nacional de Estadística Geografía e Información (INEGI), dice que la edad de inicio del consumo de alcohol es a los 15 años, principalmente en los hombres.
En el caso de las adolescentes mujeres, sólo el 1.4 % de ellas reportó consumir alcohol entre una y siete veces por semana.
México junto con otros países cuenta con una legislación para establecer la edad mínima del consumo de bebidas alcohólicas. En el caso mexicano, es a partir de los 18 años de edad. Sin embargo, esta normatividad parece no cumplirse en muchos casos. Porque durante la adolescencia ya se inicia el consumo de alcohol, en otros casos hay quienes antes de los catorce.
La cifra concreta es que el 75 por ciento de jóvenes de 15 años, es la edad cuando han iniciado su consumo de alcohol.
--A los 15 años ocurrió mi primera vez. Quedé hasta la madre. Todo fue por experimentar. Lo hice con un primo de mi edad. Gastamos unos 200 pesos, entre el Vodka y los jugos. Sentí quemadas las entrañas. Nunca había probado una sola gota de alcohol. Realmente no recuerdo nada de esa ocasión, más que la marca de la botella, una Smirnoff. --Comentaría Orlando, estudiante de la Preparatoria 2 de la UNAM.
--Actualmente tengo dieciocho y por lo menos cada semana o quince días me echo una cerveza, ya sea con mis amigos o solo.
--Cuando nos juntamos los diez de la BBU, la Banda Borracha Unida, preferimos ir a casa de alguien y comprar un pomo. Le invertimos por persona, unos 35 pesos, para lo que consumamos.
--Si de plano estamos sin dinero compramos una garrafita de Mezcal, Tonaya.

¿Físicamente hasta qué sensación te gusta sentir por consumir alcohol? --Sin titubear con la respuesta de sus palabras, con una sonrisa similar a la del Guason, en la que dejó al descubierto su dentadura amarillenta, respondió:

--Inconciente es un punto que no me gusta, sólo me agrada embriagarme hasta conseguir que mi vomito salpica los zapatos de los demás.


¿Por qué hasta los 21 años se va implementar la edad mínima para comprar legalmente el alcohol?

--Por ser la edad de madurez ¿no? como Estados Unidos, sólo a partir de los 21 años se les permite el consumo de alcohol. En mi caso ya puedo discernir, tengo 18 años y tengo conciencia de mis actos.

La Preparatoria 2 Erasmo Castellanos Quinto, ubicada en Tezontle y Río Churubusco,una de las nueve que integran la Escuela Nacional Preparatoria (ENP),es la única que cuenta con alumnos de iniciación universitaria (secundaria) y prepartoria, sin que exista una separación entre la población estudiantil de cada uno de estos grados escolares.

--Tengo dos hermanos. Son dos años más chicos que yo. A ellos mi papá les propone, cuando ustedes quieran echarse unas cervezas me dicen. Eso me incomoda, porque no tengo el permiso de mi padre para tomar, Sólo por ser mujer. Una vez llegué bien borracha. Sabía que me iban a regañar, pero en ese momento no me importó. Me castigaron y no me dejaron ir a fiestas los fines de semana. --Relataría Claudia Toledo, de 15 años de edad quien actualmente cursa tercer año de iniciación en la preparatoria 2.

--Ya había pasado un mes y seguían con ese rigor. Como desquite o ansiedad, le propuse a una amiga beber dentro de los baños de la escuela. Ahí nos acabamos un litro de Vodka. –Seguiría con su relato Claudia, quien constantemente frotaba su mano con su pantalón.

--Decidimos desaparecer toda evidencia y en una botella de agua Bonafont de litro y medio estaba el alcohol. Sin darnos cuenta alguien nos fue a acusar con la de intendencia. Dijo la del aseo: --no diré nada, sólo si me dan cien pesos cada una.

--No traemos, --le respondimos, --Ah, entonces denme sus credenciales y hasta ver el favor que les pido, se las regresaré.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reporta que desde 2002, el consumo de alcohol en el Continente americano, es de “8.7 litros por habitante, lo cual está muy por encima de la media global de 6.2 litros”.
En el reporte de la OPS se precisa que entre los jóvenes, el alcohol es la “droga predilecta”, y advierte que “los niños están comenzando a beber desde los 10 años de edad”.


¡Sí, la casa de “Togui”!

Desde cuarto año somos amigos. Íbamos a barecitos como la Fonda, la Casona y el Che, todos ubicados por Tezontle, cerca de la Preparatoria 2, dejamos de ir hace un año, empezaron a clausurarlos, y entonces hubo la opción de reunirnos en casa de “Togui”.
--Ahí nos desinhibimos. Se lo agradecemos. Son pocos los cuates que desean que sus amigos estén felices. Él deja hacer lo que queremos, hacemos lo que en otro lado te daría pena.
--Un día nos juntamos los diez amigos que formamos la BBU y nos echamos 13 cartones. –La Banda Borracha Unida, como denomina Lorena Cortés a su círculo de amigos, es conformado por seis mujeres y cuatro hombres, entre ellos Edgar Jesús “Togui”.

¿De reformarse la edad de consumo de alcohol hasta los 21 años no podrás conseguir alcohol?

--Esa Ley no se cumpliría, porque actualmente no se le debería vender a menores de dieciocho años. Se va a seguir consiguiendo. En la juventud quieres probar de todo, ir a fiestas y tomar hasta que ya no quieras. Cuando te acostumbras y te sientes a gusto, te las ingenias para conseguir lo que deseas.

Pero ¿dónde irían a tomar lo que llegaran a conseguir?

En casa de “Togui”. Un lugar de libertad. Donde nadie te molesta allí. Sólo vive con su papá y casi nunca está. “Togui” nos surtiría, porque él ya tiene 21 años. --Concluiría Lorena, estudiante de sexto año de ésta preparatoria, quien desea estudiar Ciencia Política, en Ciudad Universitaria.



¡Tomo para no enamorarme, me enamoro…!


Los cristales parecieran evaporarse. La temperatura en el ambiente no la desearía uno de los Polos, y quienes llegan preferirían la de un refrigerador, porque en el bar El Coyote uno de los más saturados en Pabellón Copilco, ubicado a un costado del Superama de Eje 10. Se debe a que se encuentran personas desde los quince años de edad hasta los propios estudiantes de Ciudad Universitaria.
En un rincón, a la espera de su Índio, Raúl Quezada junto a su amigo Xavier dice venir todos los viernes como a las ocho. Ambos son estudiantes de nivel preparatoria, en el Colegio Simón Bolívar.
Raúl asegura que a los 16 años es lo mero, mero, --cómo esperar hasta los 21 años para que se pueda comprar alcohol, sin pedirle a un amigo más grande que me consiga algo para beber. – En Pabellón Copilco existen una decena de bares, además de un billar en el que toca un grupo de rock. Existe el Deep, el único, dentro de estas instalaciones, donde sino se presenta la credencial de elector, se niega el acceso. Por lo tanto cada fin de semana abundan las personas menores de edad, como el caso de Raúl, en bares como El Coyote, donde puede entrar quien lo desee.
Raúl dice haber probado un trago de tequila a los 13 años. --Fue con mis papás. Me dijeron: “quiero que sepas lo que es el alcohol, y así veas que no debes ponerte hasta la madre”.
¿Cuánto inviertes en tus visitas a los bares?

--Varia, en ocasiones gastamos unos mil 500 pesos, entre dos amigos y yo.

¿Por qué te gustan?

Porque bailo, chupo y fajo, y sólo gasto 500 pesos.

¿Te gusta como novia una mujer que toma?

--La neta, no, se dan a conocer de otra forma, es igual que uno. Si ven que se es muy pedo no quieren estar contigo. Saben que el alcohol te tira. Yo no les miento, bebo por gusto, no hay otra razón. Estar deprimido o triste no me ha pasado y menos cuando tomo. Chupas, porque te nace, no porque te deja tu vieja.

¿El estereotipo del dolido que escucha a José Alfredo y a lado su botella de tequila?

--Si te ponen una ranchera, la cantas, eso no quiere decir que por el alcohol y esa música te pongas triste, es porque te gusta cantarlas.

¿Tu primer contacto con el alcohol, sin que fuera en tu casa con quién fue?

--Con quienes me juntaba. Si la gente que te rodea chupa, lo haces, por ser borrego. Al inicio me sentía influenciado por las acciones de mi círculo de amigos. Realmente eso de se te antojo es falso, vas a chupar, porque siempre habrá alguien que te diga: ¿no quieres una?

¿Tienes amigos que no les gusta el alcohol, les ofreces?

--Mi idea es si no quieres no te insisto y ya. Respeto su decisión. Además, si alguien no quiere, así alcanza para más personas.

¿Qué harás de implementarse una ley en la que sólo podrías comprar alcohol hasta los 21 años?

--Si se implementa una ley así, me vale madres, porque desde los quince años empecé a chupar en bares, y voy a seguir consiguiendo alcohol cuando se me antoje.

¿Cuando tengas tus hijos no les prohibirás consumir alcohol?

--Se aperra más uno cuando te prohíben algo. Si lo hiciera, no sólo irían a buscar alcohol, probarían mota y otras drogas. Preferiría que me dijeran tengo ganas de chupar, e inmediatamente les diría: hazlo, pero tú sabes lo que haces, sólo hazlo con moderación.

¿Qué es moderación para ti?

--Una botella de lo que quieras, con eso mi cuerpo se relaja y estoy tranquilo.

miércoles, 2 de abril de 2008

El Weso entre los universitarios de Polakas


En una búsqueda incierta sus miradas atravesaban hueso y piel. Sus ojos no dejaban de avanzar aunque sus pies y todo su cuerpo ya se habían detenido en unas escaleras cubiertas por una alfombra de color gris.
Las opciones eran reducidas a dos, quedarse sentado en cada uno de estos bloques rectangulares, que muchos ya eran ocupados por hombres y mujeres vestidos en la mayoría con pantalones de mezclilla, o alejarse, y salir por la puerta que los conduciría a donde se quisiera, en compañía de la noche, porque en el Auditorio Ricardo Flores Magón el peso y volumen de más de tres centenas de personas ya acaparaban un asiento color rojo, acolchonado, similar a las butacas de una sala de cine.
El motivo de tal concurrencia, en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, la presencia de los conductores y colaboradores de El Weso.
Se podía ver a Enrique Hernández, Daniel Guerra y Fernando Rivera Calderón. Desde Ciudad Universitaria realizaron en vivo la transmisión de su programa de radio perteneciente a la empresa Wradio.
La comunidad universitaria presente, no sólo era de trabajadores y estudiantes de esta Facultad, en la que se imparten cuatro licenciaturas como: Relaciones Internacionales, Sociología, Ciencias de la Comunicación y Ciencia política, también asistieron alumnos de las Facultades de Ciencias, Psicología y Medicina.
La referencia inmediata de quién aparece en El Weso son los integrantes del grupo musical, “El Palomazo informativo” lidereado por Fernando Rivera Calderón, quienes al igual que todo el equipo permanecieron durante dos horas en sillas metálicas cubiertas por un color negro, el cual iba ad-hock a la luz tenue proveniente de focos del techo, que dotaban de armonía a la espera, a la espera de una brisa producida por el aire acondicionado, que tardó en ser encendido a pesar de un auditorio intransitable.
Por tal dilema a había quienes se abanicaba con hojas de papel para sofocar el calor, pero la solución inmediata fue encender un ventilador para refrescar a quienes pertenecían al Weso.
Esta iniciativa fue decisión de los organizadores, un grupo de siete estudiantes de Ciencias de la Comunicación, de la Facultad Ciencias Políticas, encargados del proyecto "Primera semana de Comunicaradio".
“Ellos lograron traer a estos comunicadores sin el apoyo de las autoridades de la escuela” afirmó Salvador Zaragoza, guionista del Weso y quien fungió como contacto para que con un mes de anticipación se lograra esta transmisión desde la Máxima Casa de Estudios.
El calor se acrecentaba, la gente seguía llegando a pesar de que ya había pasado una hora desde el inicio el programa.
Los señalamientos técnicos de una mujer, que más de una gota de sudor se veía en su rostro, lo hacia sin dejar de sostener junto a su oído un teléfono celular, con el cual le indicaban, desde los estudios de grabación ubicados en Tlalpan 300, cuándo era necesario ir a comerciales y hacerles saber “se ha perdido la transmisión, tienen cinco minutos para hablar con los chavos”.
En un par de ocasiones sucedió este imprevisto, la señal se perdía, pero nadie del auditorio se alejaba.
La experiencia de tres años al aire le ha permitido al equipo de producción, ingenieros de audio y locutores, el mantener la calma en situaciones de tensión, porque no se percibía un ambiente hostil, ni de preocupación, todo lo contrario, se presentaban estos errores técnicos, y, eran momentos ideales para dedicarle más tiempo a los estudiantes reunidos.
Enrique Hernández fue el personaje dotado de simpatía e improvisación. Él era quien mantenía el diálogo directo para la interacción con la gente que estaba sentado debajo del estrado.
En dos horas, lapso de duración de esta emisión, abundaron los rostros con ojos saltones, carcajadas fugitivas, porque eran imparables, casi cualquier comentario de “Quique” Hernández era con seguridad una broma impregnada de simpatía.
Uno de los momentos rescatables, por la espontaneidad de las risas en los estudiantes fue en la parte final del programa, el “Reto”.
Un segmento donde se pidió tres objetos al público asistente: “Traigan un condón, pero sin usar. Quien lo haga así decidirá el tema de la canción”. El primero en llegar fue un estudiante de Medicina, con su vestimenta característica de color blanco.
Al dirigirse a entregar el condón, fue recibido por quines estaban en el Flores Magón con abucheos. Le gritaban “¡Buuu,buu,buu!”, “qué canción puede pedir un médico”, el nerviosismo en su rostro era visible, parecía que después de bajar de la tarima necesitaría un sedante.
Los dos objetos restantes fueron un brasier y un calzón de hombre. La primera petición propició gran efervescencia entre las jóvenes mujeres, parecían una ola que chocaría contra las rocas. Se veían presionadas al ser alentadas por sus parejas. “Hay, tú mi amor rápido”, “no, tú eres más rápido” se oía la voz de una pareja heterosexual, mientras “ella” se retiraba su brasier negro, a la expectativa de tener ya en la mano esta prenda, pero “él” con su complexión delgada pudo desplazarse hasta la mesa subida en la tarima donde se encontraba El Weso. Cumplido el segundo requisito se decidió el tipo de género musical.
El último objeto presentado fue una tanga roja, “demasiada estrecha para ser de hombre, cómo te la sacaste”, cuestionó Enrique Hernández a quien le presentó un calzón.
Al iniciarse el mes de abril, la Facultad de Ciencias Políticas recibió desde sus instalaciones la transmisión El Weso. Los conductores exprimieron los sentidos de quienes presenciaron sus malabares verbales, en un programa realizado en vivo.
Los estudiantes de esta facultad, y muchos otros pertenecientes a otras escuelas de la Máxima Casa de estudios, asistieron para darles la bienvenida, como una inmensa nube de hojas, y los despidieron con aplausos, como si fuera el cielo que acoge a las aves en su vuelo.